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Poeta Lety Elvir

 

IMPERFECTA DAMA


Él quería tener 
mujer con día y noche
mañanitas de aderezo 
domingos de pastel.
Una cocina blanca
paredes sin agenda
mujer de azúcar 
ovejita de algodón.

Sabihonda en medidas 
exacta al caminar 
puntual en la cita 
precisa en el acierto 
perfecta en el orgasmo sin amor.

Pero ella solía ser
metáfora al ajillo 
ambigüedad al tiempo 
agua entre las manos 
punto de fuga en el retrato del despiste 
sexo y amor 
imperfecta dama 
mujer entre perro y lobo.

(de Mujer entre perro y lobo, 2001)

***


AL CAER LA NOCHE



Al caer la noche
mi cabello envuelve
el cuerpo de mi amado
derramo mi perfume sobre sus pies
su cabeza, su boca
y el lunar de su espalda
y el me pide más.
Que nadie lo impida
que nadie se meta
ni siquiera la muerte
que aguarda por él.



EXORCISMO

Vaciar, exhalar
sacudir hasta lo invisible
que todo resbale
como agua de lino.
Voy a vomitar
quitarme la ropa
dejar las maletas
quedarme liviana.
Es mi éxodo
expulsión expresa
hoy me amo más.

(de Mujer entre perro y lobo, 2001)




Palestina, tu nombre

Lety Elvir

Palestina, tu nombre
pesa
arde
flota
en el hielo de la tempestad.

Desaparecen tu extensión
achican tu silueta
reducen tu mapa original,
se agiganta la ignominia,
también tu inmensidad.
Cómo olvidar tu sangre
en los ojos del terror
en el grito de la nada
en la ventana del dolor.
Cómo se olvida la ponzoña
la roca, la bala, la mentira
a mitad del horizonte
a orillas de la orfandad

Palestina
tu boca en mis ojos
tu infancia en mis hijas.

En mi mente
la memoria de la noche
de la sal, del rocío.
Invencible tu resistencia
el mundo para vos.
Caerán a tus pies
la serpiente de dos y más cabezas
las murallas, la cárcel, el holocausto
la bota que aplasta la ramita de olivo

Palestina, tu nombre
tan hondo como el de Honduras
tan resistente como la esperanza.



LA UNA DE LA MAÑANA. DOS CIUDADES
Lety Elvir

Allá, en nuestra ciudad
-la más violenta de la Tierra,
adonde todos temen ir
porque abunda la guerra-
es la una de la mañana,
vos dormís
y yo te recuerdo.

Yo te imagino
a través del humo del café,
porque he aprendido a desayunar
a media noche
-de nuestra noche-
cuando los gallos ya ni siquiera cantan
y solo se escucha el golpe de las balas
la sirena de las ambulancias
y el grave ruido de las patrullas militares.

Aquí, en esta ciudad
de ríos, barcos y gaviotas,
extraño la tibieza
y yo te recuerdo
en el humo espiral
de la taza de café que calienta mis manos
como cuando las tuyas estrechan las mías.
Aquí, en esta ciudad de cuervos y girasoles,
me hacen falta tus manos,
el contorno de la vida,
el canto de los guecos
y el de aquellos pájaros
nocturnos, matinales.

Mientras vos trenzás la noche con el día,
yo busco los espejos
y te recuerdo
en esta ciudad de flores y floreros
que un día estuvo en guerra.


LAS MUERTAS EN MI PAÍS
Lety Elvir

De un tiempo para acá
las muertas en mi país
están por todos lados
en los basureros, en las cunetas
en los hospitales, en los presidios
en el aire, en los sueños
en las montañas, en los arrabales
flotan en los ríos, en los mares
como peces envenenados
o ballenas suicidas.

Son como piedras
se tropieza con ellas
estorban el paso
interrumpen el tráfico
estropean los planes, horarios.
Están en el café, el agua, la comida
en los periódicos de lunes a sábado y los dominicales
se conversa con ellas, se habla de ellas
de velorio en velorio
de entierro en entierro
de lágrima en lágrima
caen por docenas como moscas en cachaza
sin contar con las que no aparecen
ni en morgues o reportes policiales.

Las muertas en mi país
a veces no salen, se cansan
juegan a las escondidas
en bolsas de plástico, cajas de cartón
o están en trocitos regados por ahí.

Y se les llora tanto y se les extraña tanto.

Las muertas en mi país
no mueren de viejas
sino de impunidad y violencia
de balas de plomo y más plomo
bum bum bum de día y de noche
casquillos regados igual que las muertas.
Retuerzo las manos, el mapa, cintas amarillas
Chorrea la sangre, llueve sangre en mi país.

Las muertas son tantas
no cabe su ausencia, no cabe su olor
las muertas son tantas
no cabe el miedo, no cabe el dolor.


Pequeña astilla
Lety Elvir

Mi patria, pequeña astilla
fragmento de una cintura rota
puente colgante
entre el suicidio y las cruzadas
mi patria, una niña en el desierto
una res destazada
una bala en apuesta
uno dos tres
¿cara o cruz?
uno dos tres
¿el barranco o la luz?
mi tierra res -bala
la noche sostiene
y guarda en su boca una linda guitarra.

Insomnio ha venido a mí
Lety Elvir

Insomnio ha venido a mí
y no es culpa de la noche
ni del placer de las gatas en mi tejado
tampoco es culpa del café
ni de la historia en el fondo de la taza.
Es asunto de las ideas
la velocidad del tiempo
las cosas inconclusas
demasiados sueños
demasiados golpes
para un solo cuerpo
una sola mujer
un solo país.

Berta Cáceres nos convoca
Lety Elvir

Berta,
Bertita,
la niña del Gualcarque
la madre de todos los ríos

Con estos nombres y más
la hija de Honduras para el mundo
la niña de todos nuestros ojos
“ la que le torció el brazo a China
la que expulsó al FMO de Holanda
al Finn Fund de Finlandia”
al BM y todo el abedecedario de siglas con sangre
la que derribó murallas patriarcales
por feminista, por rebelde, porque estaba a años luz
de los tiempos sembrados en otras mentes
Berta, la que se opuso a las bases militaras
y el golpe de estado
y caminó y caminó y caminó
mientras tragaba gases tóxicos y recogía
los cuerpos de quienes iban cayendo
Berta, gacela huyendo del cazador
por los abismos de su matria y patria
donde vive la muerte y los sicarios
no duermen, no paran de disparar
mientras sus patrones descansan en camas de seda
y exhiben sus rostros y joyas robadas
en revistas del buen vestir y bien casar.
Berta, la compa que incomodaba
con sus pañuelos lencas
con sus compas indígenas, garífunas
con su palabra clara, directa como flechas
envenenadas de luz
Berta, la mujer, la madre, la abuela
temida por los invasores
que atraviesan las comunidades
nuevamente con su racismo su espada sus balas y su cruz
ellos, los organizadores del saqueo, la violencia y la tristeza,
ella, amante de la vida, la justicia y la paz
odiada por los señores del desierto
adoradores del dinero la muerte y la sed

Berta, la creadora de radios comunales
para que se escuchen las voces que ahora suenan
Como las piedras que los ríos traen.

Berta, completa, absoluta, inmensamente viva
llena de nombres, colores, pañuelos, copal y canciones
Berta, Bertita, la hermana de todas, la hermana de todos
convoca a construir, convoca a vencer.

Lety Elvir.
Poeta, ensayista y narradora. Estudió el Doctorado en Letras y Artes de América Central.  Profesora de la UNAH desde 1996. Cofundadora  de la Asociación Nacional de Escritoras de Honduras, ANDEH, en 1997; cofundadora y vicepresidenta del PEN-Honduras, 2014-2015.
Fulbright Scholar 2006-2007. Actualmente reside en Holanda como escritora invitada por el Letterenfonds Netherlandes y la Ciudad de Ámsterdam.
Libros: Luna que no cesa, 1998; Mujer entre perro y lobo, 2001;  Sublimes y perversos (Cuentos), 2005; Honduras: Golpe y Pluma. Antología de poesía resistente escrita por mujeres (2009-2013). 2013; Coeditora de Honduras: Women’s Poems of Protest and Resistance (2009-2014), 2015, el cual obtuvo  dos premios en The 2016 International  Latino Book Awards: Best Poetry Book- Multi-Author (Second place) and Best Cover Design (First Place). 
Ha obtenido varios premios y reconocimientos literarios dentro y fuera de su país natal.

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