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Mostrando las entradas de junio, 2020

Armida García

Fotografía propiedad del autor.  Bibliografía del autor Licenciada en Literatura por la Universidad Nacional Autonoma de Honduras (UNAH) Obras publicadas: *La soledad justificada *Papel de Oficio *Tragadores de fuego (Inedito) Obra inlcuida en las antologias: *Honduras mujer y poesia *La hora siguiente *Osa mayor *Versofonica *La cantoria de los juglares *Mujeres poetas en Honduras Ocupacion: Maestra de Literatura y gestora cultural. Representante de Honduras en eventos artisticos literarios del area centroamericana. Premio nacional de poesia en el año 1994 En 1997 Reconocimiento de la Alcaldia Municipal del Distrito Central por su aporte a la literatura de Honduras Muestra poética  1.- XX Tierra sin puntos cardinales de casas con muletas que se baten en los acantilados, de cactus que florecen en la boca de los perros y  amantes que dan en adopción los platos. Aquí el cielo es angosto, tanto, que los cuervos tapan ...

Rubén Sanabría

Foto: propiedad del autor  x Bibliografía Septiembre de 1984 en el progreso Yoro. Escritor, poeta, fotógrafo, gestor cultural, diseñador gráfico y asesor de marketing digital. Actualmente radicado en San Pedro Sula. Fundador y direcctor del COLECTIVO ARTISTICO CULTURAL LAMAT el cual cobija artistas de toda Honduras, en las areas de la pintura, literatura, artesanía, música entre otros. Fundador del movimiento de motivación personal CÓMO SALIR DE TU PROPIO ABISMO y administrador de su página en Facebook. Miembro del comité organizador del evento SAN PEDRO SULA INTERNACIONAL JAZZ FEST junto al grupo Yankunu Jazz y el violinista internacional el maestro Angel Ríos. Gestor en la primera cinemateca Hondureña, con el movimiento SAN PEDRO SULA RESET, del cineasta internacional Walter Krochmal, hondureño radicado en los Estados unidos. Entre otros eventos artístico culturales. Representó al país en el encuentro latinoamericano de poesía LA ESPERA INFINITA, realizado en El P...

Venus Mejía

Praga A manera de difuminados cronopios en el puente del Malá Strana, sobre el terciopelo índigo del Moldava, estamos vos y yo, hacien­do escala onírica bajo la estoica vigilancia de San Juan Nepomu­ceno con su mueca de angustia. El abrazo polar va disolviéndose entre nuestros abrigos comer­ciantes de caricias. El trémulo vitral del Moldava es una batalla de esgrima, una melodía gótica en el pináculo de la nostalgia. Quizá desde el Callejón del Oro y la Alquimia nos mire Kafka con sus prismáticos de parábolas, ante el ceño fruncido de Max Brod que trata de hilvanar en un garabato una madriguera de confiden­cias. Más tarde iremos al Don Giovanni en el Teatro Estatal, si Sme­tana no nos asalta en el camino con la estridencia de un acorde disminuido. Nada entorpece este boceto cerúleo con afilados celajes que nos mira desde arriba. Es un cardumen detenido a mitad del asombro. Nada de nuestra mirada sorprende si no nos llenamos el alma con los labios. Así que, a mitad...

Perla Rivera Nuñez

¿ME ESCUCHAS, SYLVIA?  A Sylvia Plath: Las gaviotas se preparan para la vigilia fría en la penumbra ventosa; entro en la casa iluminada. Sylvia Plath Estoy en la escena. Delibero acerca de tu rostro pálido, demasiado pálido. Tus dedos tibios derriten la mantequilla sobre el pan tostado se anega la habitación. Alerta amarilla sobre la corriente de alas que chorrea desde la válvula de gas. La campana del reloj emite una carcajada, rompe el cristal. Batallo por contarte una historia distinta. Él no regresará. Las agujas de deslizan, son lanzas que te abren otros ojos en tus ojos Los chicos duermen todavía. Alerta roja. Me pedís que calle con una voz dulcísima mientras te inclinas y acomodas despacio tu cabeza hacia la libertad. ¿Me escuchas, Sylvia? MARÍA Me conoces menos constante, sombra de hoja, sombra de pájaro. Silvia Plath Partías de casa, era viernes aún llevabas la carta en tu bolso la maleta -casi tormenta- y un amor en la s...

Poeta Mayra Oyuela

ÍNDOLE Deja que respiremos el velo que nos oculta el uno al otro Paul Celan Aprendí de la nostalgia la parte más oscura del camino, cuando la luz es un velo cegador que no permite pasos firmes, ni huellas hundidas para dar de beber a la fiera que camina tras cualquier errante. Aprendí: la palabra es el suceso, la circunferencia, el átomo que respira tras la tinta en el papel. Aprendí a creer no sólo en lo sensorial y lo evidente la poesía es lo que está dentro del guante, el pabilo sumergido una y otra vez en la parafina para luego abrirse en luz en una casa de bajareque, en pleno noviembre, en plena madrugada. Aprendí a asumir un tembloroso no en los dedos, a entender lo lúcido del miedo cuando la enfermedad llega a la cama de la madre. Aprendí, que no he de aprender a decir adiós y mucho menos cuando se trata de esos huidizos poemas que delibero y nunca he de escribir. Aprendí a no llamarme poeta en el primer encuentro, a s...